domingo, 27 de abril de 2008

Las hormigas


Las hormigas, estoy convencida, son el ejemplo de sociedad más organizada.
Las hormigas argentinas son la única especie que ha logrado colonizar todas las regiones del planeta. Nada fácil de hacer.
He aquí, una breve reseña sobre ellas.

Una hormiga obrera vive para obedecer a la reina. Y, sí, sólo la reina puede volar. Para esto, cuenta con alas, como las mariposas, los mosquitos y las moscas… y las abejas reinas.
Y sólo la reina puede procrear.
Es portadora de la fecundidad.
En el nivel más bajo, las obreras pasan sus días enfrentándose a los peligros del mundo exterior al gran hormiguero en donde viven.
Todas residen en el mismo lugar.
Son como comunidades bastante cerradas.
Digamos que, como está en la naturaleza de los seres del reino animal, tienen un espíritu guerrero, y les hacen guerra a las demás hormigas por múltiples razones. Sea para ganar territorio, porque las han invadido a ellas, o porque las otras son coloradas y no negras… Siempre están en conflicto.
Volviendo a la vida de la hormiga promedio, la obrera, se podría decir que procuran sobrevivir para traer alimento al hormiguero. Por eso no van a la guerra.
Y porque su estatus no le permite acceder a otra cosa.
Por más bailarinas o soñadoras o visionarias que sean.
La reina decide todo.
Porque es la ley de la naturaleza; ella tiene el poder, el dedo que acusa y la mano que perdona.

Cuando una hormiga muere… Es simplemente reemplazada por otra.
Pero cuando la Reina muere, el trono pasa a su hija mayor. La heredera se inicia entonces en la labor de su madre.
Una máquina de hacer hormigas, hasta el día en que muera.
Para perpetuar la especie.

Más de miles de hormigas a través del tiempo han sobrevivido porque han hecho exactamente lo mismo durante años, sin cuestionarse por qué.
Quizás sólo haya una única razón o respuesta.
Para perpetuar la especie.
Como un espiral eterno, como un vaivén infinito, como un mensaje divino, como la peor especie, como un estancamiento, como un abismo intransitable,
…Como los hombres.

Como un dibujo sin terminar, que ya ha sido pintado.

De reclamos y deudas imaginarias


Es gracioso ver como todos los recuerdos no me conducen al pasado sino a este presente.
Ya no me puedo desviar de mis instintos, no quedan más armas con las cuales matarme una y otra vez cada vez que te apareces por estos lugares.
Así que sólo quería decirte que me encontrás en el borde de lo que la conciencia pude detener de mis actos.
Por eso, si ves que ya no respondo de mi misma, no dudes en pensar que es por tu culpa.
Adivino que no imaginabas que iba a llegar a este punto.
Sé que muy por dentro querías que sucediera, pero otra vez aquí sucede y no sabés qué hacer.
¿Qué harías con un millón de dólares?
¿Qué harías si encontraras un buen amor?
No lo sabrías.
Yo te espero, lo hago en silencio como desde hace ya… parece tanto tiempo…
No se me va a pasar la vida de esperar.
Pero quizás sí pase la tuya por delante de mí y me deje pasar.
No quiero arruinar nada, por eso estas palabras nunca saldrán de sus letras.
Si dios existiera y supiera cuánto te quiero no imaginaría forma de hacértelo saber sin que te sobresaltaras… Sin que huyeras mil veces del momento en que me conociste.
Todo esto, o lo poco que sea.. esta llegando a un punto en que me encuentro atrapada..
Estoy estancada en la cornisa de mis deseos, de mis impulsos naturales.
No puedo decir una palabra sin haber pensando antes miles de tequieros que nunca serán pronunciados.
Así, por cada vez que te vea van a haber cientos de cariños acumulados para ti.
Espero que algún día vengas a reclamarlos.

viernes, 25 de abril de 2008

Sociedad Anónima




Un nombre, un color, un tiempo,
Una estación del año,
Un estado climático, una hora,
Una palabra, una acción, un deseo…



¿Quién hubiera sabido que sin querer iba a cambiar todo? ¿Ellos? Si a nadie parece importarle…
Los sentimientos abruman y pesan y cansan. Pero ella, Rebecca; ella los sabía engañar.
Ya eran las diez y media de un viernes aburrido. Tenía la noche resuelta en soledad. Se ponía a pensar, volaba hacia el infinito y volvía tantas veces como fuera necesario para poner su mente en blanco y olvidarse de todo.
Rebecca soñaba y deliraba. A él no lo conocía mucho. Pero ambos querían perder la memoria por un rato, y juntos podían ser primavera.
Que tristeza la de ellos, que ahora era necesidad…
Se había hecho las once y dos solitarios se encontraban en un bar.
Daba lo mismo hablar o no hablar, había que llenar un vacío y no sabían cómo. De las formas que conocían ninguna había funcionado.
Tenían miedo. ¡Pero eran personas nuevas, eran un par de perfectos, imperfectos extraños! …No eran lo que habían encontrado.
No era amor, no; no lo habían buscado pues. ¿O sí?
Tampoco importaba, era superar el momento, un mal momento, cuando nadie parece querer aparecer.
Tan sólo se miraban hasta que se les cansaba la vista. Se abrazaron hasta que les dolieron los huesos.
Eran dos extraños conocidos, eran introvertidos, eran solitarios. Y entre ellos, Rebecca, de musculosa. Afuera hace frío. Mejor quedémonos acá.

jueves, 24 de abril de 2008

Los fantasmas de la ciudad


Trepas al horizonte con la frente en el alba
Tus pasos se detienen y el tiempo se hace agua.
Las fechas ya no importan,
La memoria es selecta
Porque ese también portó un arma.
Porque aquél también llevaba botas
Y aunque las tuyas iban rotas
Es esa memoria selecta…
y te obligan a cargarlas.
A ellos los derrotan
Y a ti luego te destierran
Y te esconden porque molestas.
Ahora esos te preguntan
Y qué les vas a responder
Si esos no supieron
Del honor y del poder

Si esos no saben de tu andar al caminar
Pareciendo un hombre muerto,
fantasma vivo en la ciudad.