sábado, 30 de junio de 2012

El suspiro


El olvido devino en soledad,
me reencuentro con mi reescritura
y paso mis momentos como una espectadora o turista extraviada.
Ya no queda ni un espacio de contención:
la soledad radica en la alteridad de la propia presencia.
Necesito salirme de mí misma
y verme conjugada en tiempo futuro para percibir un seguro extrañamiento.

¡Pelotudo!

Un suspiro melancólico también puede resultarme ajeno.

lunes, 25 de junio de 2012

El olvido


Te fui barriendo con paciencia, del centro de mi patio
a la vereda.

Junté de a uno el polvo
y lo fui corriendo despacito para el costado.
También junté fuerzas porque estoy agotadísima,
se me vino el tiempo pesado y el sol pega fuerte en la ventana
el vidrio amarillo refleja tu rastro-residuo
que fui barriendo con paciencia  del centro de mi patio,

(total vos siempre fuiste fanático de quedarte al costado
siempre preferiste mirar desde la orilla).

Yo en cambio, me veo como una señora vieja porque me paro firme
tomando la herramienta con las dos manos, mirando al suelo
mientras hago un gesto como de cansancio
y suspiro.
Tengo el pelo atado y me paso una mano por la frente
para sentirme el cuerpo tibio y entero,

entonces sigo.
El ruido de plástico de las cerdas de la escoba
no son música, pero están conmigo,
tu recuerdo hecho polvo se desvanece
y lo veo elevarse con el movimiento de mi mano
fragmentado en las partículas de la mugre,
que poco a poco se elevan en el aire;
parecen destellos  mágicos.

Es que el olvido también se parece a la mugre de los zócalos del piso.

martes, 12 de junio de 2012

Sin Ónimos


Cuando

pensé en un sinónimo

cuando
lo tuve
entre la punta de la lengua y del paladar

dije
cuando
llegue el tiempo adecuado

y
después
pensé en un silbido.

Entonces él
se levantó del sueño que venía durmiendo
y se acercó al borde de la cama mientras
yo dormía.

Y cuando me miró

cuando

me miró…

Cuando
vio que estaba
con mis piernas blancas dobladas
mis brazos tiernos partidos entre dos sábanas
incrustados todos los pedazos de mi cuerpo
y las extremidades de los fragmentos
cóncavos y convexos
encastrando como una enzima
al rompecabezas de sus largos pies

cuando entendió que todo lo que hacíamos era un sin-ónimo
del amor

se cambió y se fue raudo, y aunque no caballero
me dijo “nos vemos”
y yo, 
bien señorita
pensé:

La reputa madre que te re mil parió. 




(Pero no se lo dije.)




domingo, 10 de junio de 2012

Memento mori


Me acuerdo de muchas palabras que nos decíamos
sin pensar en que íbamos a no vernos más
pero yo sí lo pensaba
en realidad sí lo sabía
y me acuerdo de muchas palabras que no decíamos
por pensar en que no íbamos a vernos más
qué linda mentira que nos dijimos
al pensar en nuestros cumpleaños
algún día en el futuro
o pensar en que al abrazarnos
no hacía falta el futuro.
Me acuerdo de muchas palabras que no decías
o de las mismas que yo sí dije alguna vez,
pasa el tiempo y me sigo acordando
y no sé si es más porque me acecha el recuerdo
o porque el recuerdo es triste e insiste.
Hay cosas que están mal.
Hay cosas que siempre estuvieron mal,
y hay días en los que me acuerdo de muchas cosas que no hacíamos
y de todo lo que faltaba adentro mío cuando lo hacíamos
y de todo lo que te faltaba adentro cuando no podías.
Por eso me acuerdo.
Hay una instantánea que no se me olvida y es la que está metida en el cuerpo
o salida del cuerpo
o que no sale
como por acción de la máquina de Morel.
¿Acaso la imagen de vos se tragó a tu cuerpo?
¿Era por eso que te portabas como un
holograma? 
¿Por eso te decidiste a ser apenas un
recuerdo?
Por eso es que pienso en El Alpeh y me digo que no sos Beatriz Viterbo
que yo no soy Beatriz Viterbo
y que no es que los recuerdos
sean puramente imágenes
porque estas palabras
¿qué son?

Así que sigo dibujándome el pasado y me doy cuenta
de que las imágenes más bellas de lo que recreamos
coinciden trágicamente con todas las sensaciones del olvido
y con el esfuerzo que hacen los relojes por adelantar este paso del tiempo
porque si me quedo quieta entonces me acuerdo
que alguna vez también 
morí por vos
y todo lo que escribo se transforma en un tedioso recuerdo de mi muerte.

sábado, 2 de junio de 2012

Conversación de sordos


No prestan atención
o no se entienden.
¿Se oyen? ¿se dicen?
¿se mienten?
Hay cosas que no se dicen
y eso me trae problemas:
disimular, reprimir,
vos disfrazado de
eunuco.

-Hola.

Conversación de sordos
(pienso en Beckett)
y en que al día de hoy no sé
sí alguna vez dijiste,
decís,
hacés
como un ingenuo
o si deshacés
inteligentemente.

Esta conversación de sordos
nos pasa regularmente.
aunque más por no decir

-¿cómo te está yendo últimamente?

que por la cruel sordera.

-“Racionalizalo como quieras”
debí significar
en vez de escribir
poemas.

Porque ya sabés (lo sabías)
yo no estoy sorda
vos no estás mudo

y siempre sabés dejarme el camino plagado de migas
para que venga a juntarlas como letras

-Ah, a mí siempre me gustó mirar la noche.

porque ya lo sabés (o lo sabías)
yo no estoy sorda
vos no estás mudo

y sólo por eso es que no me falta ni un fonema.

-No.

Dejarme tus miguitas es de canalla que no supo ocupar su tiempo,

-No.

y se entriste y se ensimisma en el juego de la
interpretación.

-¡No!

Y como todos sabemos, la decodificación  (-¡Nunca!) de signos en las relaciones sociales (-¡No puedo!) es un fenómeno que cada vez aleja más a los cuerpos ( -Perdoname.) y los desproviste de sensaciones humanas (-Es en serio.)
como así también los ensordece
-¡Pelotudo!
los calla
-¡Incoherente!
y les quita el sexo.
-¡Con locura!
Una picardía

-No te quiero.

de este juego

-Que te extraño.

de roles

(-No hay drama,
"che".)

Conversación de sordos:

yo te hablo
vos te hacés el distraído
y vaya a saber con qué idioma extraño me vas a responder luego

(…)